Nueva obra de arte conmemora a los veteranos de la Primera Guerra Mundial en Washington D.C.
La escultura, de 8 millones de dólares y 25 toneladas, fue moldeada en una fundición en Stroud, Gloucestershire.
En el corazón de Washington DC, un monumento de bronce de 60 pies de largo honra a los estadounidenses que sirvieron en la Primera Guerra Mundial. Sabin Howard, el escultor detrás de esta obra monumental, no busca glorificar la guerra. De hecho, su intención es exactamente la opuesta:
No hay nadie que odie más la guerra que yo”, afirma Howard.
Su escultura, “A Soldier’s Journey” (El Viaje de un Soldado), es un relato visual en bronce que narra las devastadoras consecuencias de la guerra en los inocentes, quienes pierden sus hogares, familias y, a menudo, cualquier posibilidad de reconstruir sus vidas.
El monumento, inaugurado en el Memorial de la Primera Guerra Mundial, que abrió sus puertas en 2021, representa a 38 figuras en una especie de “película en bronce”, según Howard. La obra sigue el viaje de un soldado desde el momento en que toma su casco de manos de su hija para ir a la guerra, hasta su regreso, entregando de nuevo el casco a su hija, un presagio de lo que vendría en la Segunda Guerra Mundial. La escultura captura el horror de los enfrentamientos y la atención médica a los heridos, mientras una de las figuras retrata el impacto del shock de las trincheras. “No tenía la intención de embellecer la guerra”, comenta Howard, quien pertenece a una generación marcada por el impacto del conflicto en Vietnam.
Howard, un escultor moderno y clásico con raíces en Nueva York y Europa, fue seleccionado en 2016 para crear esta obra tras un concurso organizado por una comisión federal que buscaba conmemorar a los 4.7 millones de estadounidenses que sirvieron en la Primera Guerra Mundial. El proceso de creación fue extenso y detallado, involucrando a modelos reales, incluidos veteranos de guerra, que aportaron la autenticidad y la gravedad necesarias para la obra. Howard menciona que los veteranos con los que trabajó trajeron consigo la experiencia del trastorno de estrés postraumático, una carga emocional que quedó reflejada en los detalles del bronce.
La escultura, de 8 millones de dólares y 25 toneladas, fue moldeada en una fundición en Stroud, Gloucestershire, después de que Howard, tras explorar varias opciones en Estados Unidos, encontrara en Instagram la obra monumental de Nick Bibby, un escultor británico. El trabajo en equipo de 200 personas fue esencial para dar vida a la obra, que Howard describe como una “sinfonía de movimientos”, uniendo emoción y arte de manera cohesionada.
La Primera Guerra Mundial, que causó el doble de muertes estadounidenses que Vietnam, transformó al país en una potencia mundial y aceleró los movimientos por los derechos civiles y el sufragio femenino. Sin embargo, su recuerdo ha sido opacado por la Segunda Guerra Mundial en la conciencia nacional. Howard reflexiona sobre la importancia de recordar esta historia: “Es crítico que comencemos a mirar más a nuestra historia para no repetir los mismos errores”, advierte, sugiriendo que estamos en riesgo de repetir los patrones que llevaron a ese conflicto hace más de un siglo.
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El casco del soldado, representado al principio y al final de la escultura, simboliza esta advertencia: “
Es la caja de Pandora que se ha desatado sobre nosotros”, afirma Howard
Sugiriendo que los conflictos actuales siguen los pasos de aquella “guerra para acabar con todas las guerras”. Aunque su obra es un memorial de guerra, Howard lo ve como un tributo a la humanidad misma, una advertencia visual para evitar caer nuevamente en las devastadoras trampas del conflicto.
Con información de The Guardian.
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